La construcción de una pareja


Algunas conclusiones de una experiencia de vida que no tiene porque ser válidas para otros

Amor de Pareja

(una rara mezcla de instinto, razón y emoción)

La pareja es una construcción que tiene fin, su duración depende de la voluntad de cada uno de sus integrantes o a pesar de ellos por la finalización de la vida.

Debemos reconocer que hay una tensión que acompaña esta construcción que es la que se da entre el ser individual como tal y la pareja como grupo de dos.

Nuestra individualidad está siempre presente y conspira permanentemente en contra de la relación de pareja pero no es el único agente que juega en este sentido. Por ello esta construcción no es fácil y permanentemente debemos alimentarla de actitudes positivas.

La relación de pareja se constituye con el instinto y la razón, herramientas que nos permiten ese “apropiamiento” recíproco en la pareja que llamamos amor y que nos hace vivir momentos tan trascendentes en nuestras vidas.

El apareamiento humano debe estar lleno de placer, por ello cada uno sus integrantes son simultáneamente “hacedores” y receptores de placer; son, a la vez, el artista que moldea la arcilla y arcilla moldeada. Su culminación es el máximo placer estético en cada uno de los integrantes.

Esta relación tan importante en la pareja estable parece estar llena de instinto y ausente de razonamiento, ya que nadie cree que en esos avatares tenga tiempo de pensar.

Sin embargo, vaya que pensamos, lo hacemos a una velocidad inusual, ya que el nivel de actividad es tan grande y tan diverso que nos es muy difícil separar el pensamiento que dicha relación nos exige para vivirla en plenitud. Es una secuencia de pensamiento, acción y sensación en donde juegan todos nuestros sentidos.

El apareamiento es uno de los hechos trascendentes que vive la pareja pero no es el único, algunos de ellos son: vivir un acontecimiento de la naturaleza en forma compartida, vivir logros individuales y transformarlos en colectivos para la pareja, entre otros.

También es parte de la construcción de la pareja las pequeñas cosas que ocurren en la vida cotidiana, instantes, gestos, actitudes, conductas, que cada una en si no parecen trascendentes y sin embargo de ser negativas, en algún momento se pueden transformar, por acumulación de las mismas, en la razón para que uno de los integrantes de la pareja decida terminar con la relación.

El desafío es prolongar la relación lo más posible sin perder la felicidad de vivir en pareja.

Para esto no hay recetas ni procedimientos universales pero es bueno generarse instancias para analizar la experiencia realizada por la pareja en forma periódica, no para pasarse cuentas ni para encontrar culpables sino para rescatar lo bien vivido, desechar lo negativo y proyectar el futuro sobre esa base.

Estoy convencido que lo que más afecta a la vida de pareja es el cambio de actitud que se tiene durante la convivencia. La seguridad que nos da enfrentar a la vida de a dos se opaca por las nuevas problemàticas que nos plantea la sociedad, provocando en ambos un cambio involuntario de actitud.

Por ello es bueno pensar de que manera nuestro instinto y nuestra razón fueron construyendo ese amor que cuando se amortigua en uno de los integrantes de la pareja, lastima tanto al otro.

Inicialmente motiva nuestro instinto de vivir en pareja conocimientos superficiales del otro ser como el aspecto físico o la forma de manifestarse socialmente y la voluntad de ambos dispone profundizar el conocimiento mutuo, se escuchan con atención todo lo que dicen, se dan a conocer y se descubren mutuamente, van encontrando grados de afinidad, procuran profundizar más aún la relación y apelando al instinto, a la razón y a la emoción experimentan la relación sexual.

Este proceso de descubrimiento y “mostración” es acompañado por una actitud de respeto, de hacer agradable los momentos que pasan juntos. Es una etapa cargada de pequeños momentos y atenciones, donde cada uno está más preocupado por el otro que por si mismo, es una etapa de descubrimiento de historias personales, de proyectos, de mutuas valoraciones positivas. Cada uno de los integrantes de la pareja se va apropiando de la intimidad del otro y permitiendo la expropiación de la suya. El conocimiento mutuo se realiza a través de todos los lenguajes, oral, gestual, a través de todos los sentidos, por eso la relación sexual es un hito tan importante en la etapa.

En esta primera etapa el entorno es secundario, se puede estar todo rodeado de personas y lo único que le importa a la pareja es su propia interacción.

Cuando se pasa vivir juntos se agregan nuevos desafíos, los de la pareja con su entorno social, económico, político y cultural y entonces el entorno deja de ser secundario.

Empiezan a convivir el proyecto de vida de cada uno con el proyecto de la pareja, no ya en el solo conocimiento sino en las acciones que conllevan los mismos.

Esto lleva muchas veces a la pareja intentar separar en dos esferas la relación, la íntima y la social, ubicando en esta última los tres proyectos de vida. En este intento se empieza a debilitar la apropiación y la expropiación mutua, se jerarquizan los proyectos individuales sobre el de la pareja, crece lo individual sobre lo colectivo, afectando la esfera íntima ya que la división es artificial, pues en un ser humano no hay compartimentos estancos para sus pensamientos y sus emociones.

Así como en la primera etapa se la alimentaba no solo con acciones conjuntas trascendentes, sino con innumerables pequeños y continuos gestos y acciones que conformaban una actitud positiva en la construcción, en la vida cotidiana comienzan a aparecer pequeños gestos y acciones que erosionan la relación, animados muchas veces por el deseo de provocar cambios en la conducta del otro.

La erosión es tan o más acumulativa que la construcción y por ello es imprevisible los tiempos de la duración de la pareja.



Si una pareja aspira prolongar la experiencia, debe generarse instancias de profunda intimidad donde se colectivice las acciones, los gestos y las actitudes que generan la erosión, se depongan las pedanterías de las convicciones individuales en la forma de ayudar a cambiar al otro y estar dispuestos a continuar construyendo en un ámbito de franqueza, cordialidad, respeto ese vínculo tan extraordinario, tan universal, tan trascendente, que tiene tanto de natural como de reflexivo, llamado amor de pareja.

También es bueno reconocer que no todas las parejas son viables y por tanto es positivo disolverla en armonía, por el valor y el respeto que merece una experiencia vivida a conciencia y en plenitud por ambos